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La etapa Porto de Mougás - Saians es una aventura aún por descubrir. Partiendo de la pequeña ciudad, seguimos una carretera poco transitada hasta llegar a una subida de tierra. Aquí avanza la aventura del día.
Desde aquí se sube, donde se puede contemplar una de las vistas más impresionantes de la ruta hasta el momento, y se llega a Baiona. Este pueblo pesquero, donde se aloja mucha gente, es un buen lugar para descansar y ver a la gente local.
Desde aquí podemos elegir qué ruta tomar. Si vamos a ver el mar, por las playas, o nos dirigimos hacia el interior. Saians es una excelente manera de terminar el día, ya que la gente de este barrio es dinámica y celebra frecuentes eventos en los que todos los peregrinos son bienvenidos.
Toda la ruta está cerca de carreteras por las que pasan coches todos los días. Por eso hay que extremar la precaución. Para olvidarse de este hecho, puede ver la curvatura de las montañas a lo lejos, con un faro escondido entre ellas.
Después de una subida, una de las más altas de toda la ruta hasta ahora, ahora viene una de las bajadas y subidas a Baiona. Tuvimos la oportunidad de ver de lejos el mar encontrándose con la tierra y ahora aquí estamos, en un pequeño pueblo típico del Camino de Santiago. Tiempo para descansar y leer en los carteles algunos datos sobre la zona en la que estamos.
Como su nombre indica, tras otro espacio para observar la ruta que aún queda por delante. Con bancos disponibles, este espacio junto a la carretera nos da una perspectiva de lo que aún está por llegar.
Baiona llega tras un pronunciado descenso y nos recibe como verdaderos exploradores. Nos recibe una ciudad dinámica, con una población en movimiento y que, al mismo tiempo, conserva sus grandes monumentos. Con iglesias imperdibles y el monumental castillo de Monterreal, esta villa portuaria es ideal para los que ya están cansados y prefieren una etapa menos agotadora.
Saians es un lugar para descansar durante el día. Esta civilización puede perderse si no se presta atención a las señales que indican "Albergue" a lo largo del camino, ya que se encuentra a 50 metros de la carretera real. Sin embargo, el centro de apoyo al peregrino está gestionado por la asociación de vecinos de la zona, que nos proporciona todo lo necesario para descansar.
En principio, no. Las flechas amarillas están claramente marcadas en el suelo. Si tiene alguna duda, mire a su alrededor y vea en qué dirección se dirigen los demás caminantes. Otra idea es preguntar a alguien cómo llegar a la iglesia de Carvalhido.
Los incidentes suelen ser mínimos y muchas personas hacen el viaje solas. Sin embargo, la seguridad puede ser subjetiva. Muchos senderistas hacen la ruta, así que si tienes miedo siempre puedes pedir ayuda.
Esta es la etapa más urbana de la ruta portuguesa. A la entrada de Vairão, la diferencia en el paisaje natural es notable.