"En camino" con Teresa Rodrigues
A finales de 2021, Teresa aprovechó la oportunidad para responder a una llamada que muchos peregrinos sienten: la necesidad de ir en busca de algo nuevo y diferente. Invitó a dos amigos que cancelaron cerca del día de salida pero, para su asombro, cuando invitó a su hijo André, éste dijo que sí. Fueron 12 días de aventura y descubrimiento entre madre e hijo, desde Oporto hasta Santiago de Compostela.
En esta entrevista descubrirás más cosas sobre Teresa y André, las dificultades por las que pasaron y, lo que es más importante, lo que aprendieron en el Camino.

¿Por qué hicisteis el camino de Santiago?
Por Teresa: Necesitaba salir de mi zona de confort, salir de casa. Sentía que me estaba deprimiendo. Llevaba queriendo hacer el camino desde septiembre, no fue hasta que sentí que necesitaba ir, aunque fuera sola, por mí misma.
¿Fue fácil tomar la decisión de hacer el Camino con su hijo?
Teresa: Sí, fue porque él quería, porque a veces hacer cosas con su madre no es tan agradable como con otras personas. Se suponía que iba a ir conmigo y otros dos amigos en septiembre, pero luego no fue así. Me imaginé que no querría venir conmigo, pero aun así dijo que sí y yo me alegré mucho.

En tu participación en el grupo Caminho Português de Santiago, que conmovió a tanta gente, mencionaste el síndrome del cromosoma X frágil de André. ¿Cómo gestionasteis ambos la ansiedad de lo desconocido y la huida de la rutina?
Teresa: Respondiendo a todas sus preguntas, descansando cuando lo necesitábamos, preguntándole cómo se sentía, celebrando sus victorias (como caminar solo, sin ayuda, por puentes sin barandillas y sin tener ningún apoyo. También caminar sobre puentes de hierro, ya que siempre tenía miedo de sentir la vibración de los puentes y perdió completamente ese miedo). Se volvió mucho más confiado y cada vez tenía menos ansiedad, lo que también me hizo muy feliz. Era un verdadero compañero.
Fueron 12 etapas, es decir, casi dos semanas de marcha. ¿Cuál fue el itinerario y cómo os preparasteis?
Teresa: No planificamos el itinerario. Simplemente seguimos adelante, y después de comer, tras una o dos horas de caminata, vi las posibilidades de alojamiento a través de la aplicación Camino Ninja y reservé el alojamiento. Al día siguiente, sin despertador, seguimos adelante, sin saber dónde pararíamos ese día. Sólo decidimos si íbamos a ir a Tui o a A Guarda, en Caminha. Era como si nos dejáramos guiar. El único lugar donde insistí en pasar la noche fue en Caldas de Reis, porque tenía muchas ganas de disfrutar de aquellas aguas termales.
1. Vila Chã,
2. Póvoa de Varzim,
3. Marinhas,
4. Viana do Castelo,
5. Vila Praia de Âncora,
6. Vila Nova de Cerveira,
7. Tui,
8. Mós,
9. Arcade,
10. Caldas de Reis,
11. Cruces,
12. Santiago de Compostela.
En cuanto a la parte física, no hubo preparación, sólo tuvimos que preparar las mochilas. El viernes 8 de octubre compramos el billete de tren a Oporto, para salir hacia Lisboa el martes 12 de octubre. El día 11, compramos algo que podía faltar y nos fuimos en coche, a última hora de la tarde, a Lisboa, donde nos alojamos en casa de mi hijo mayor.

¿Por qué el camino de la costa?
Teresa: Porque me encanta el mar y desde que vivo en Elvas, hace 24 años, he estado muy lejos de él.
Dices en tu post que sentiste una "llamada irresistible a ir en busca de algo". Muchos peregrinos tienen una sensación parecida, pero ¿puede explicar un poco mejor ese impulso?
Teresa: Necesitaba sentir el viaje, estar conmigo misma, alejada de nuestra vida cotidiana. Encontrar mi paz.
¿Qué fue lo que más os sorprendió del viaje?
Teresa: La facilidad con la que lo hicimos y la belleza del camino, no me había imaginado tantas playas bonitas en el norte del país.
¿Alguna playa en particular que se le haya quedado grabada en la memoria por la singularidad de su belleza?
Teresa: Todas son preciosas. Por supuesto que me encantó Vila Chã, porque es donde más disfruté de la magnífica puesta de sol.
¿Cuál fue su momento más difícil?
Teresa: El segundo día, cuando me enteré del fallecimiento de mi vecino y compañero de trabajo. Fue muy duro lidiar con las emociones. Estábamos a punto de volver a casa, pero me alegro de haber seguido.
¿Cómo considera su hijo la experiencia?
Teresa: Le encantó y le gustaría repetir. Preferiblemente con más gente.

¿Cuál fue su reacción al llegar a Santiago?
Teresa: Alegría, paz y felicidad por conocer a tanta gente con la que compartimos el viaje.
Ya has terminado el camino hace tres meses, ¿qué es lo que más te ha sorprendido del camino? ¿Y fuera de él?
Teresa: Lo que más me sorprendió fue nuestra capacidad de superación. Nos sentíamos más firmes, más competentes y, en definitiva, más felices. Fuera de él, las enormes ganas de volver.

¿Conoció a alguien por el camino que le dejara una huella positiva por alguna razón?
Teresa: Sí, mucha gente. Especialmente, 3 amigos de Braga, a los que acompañamos en el camino de Tui a Mós, justo después del inicio de la etapa. Aquel día no me encontraba muy bien. Me sentía mal, un poco mareado y con trastornos intestinales (diarrea). Tuvimos que hacer muchas paradas. Así que cuando pasaron, le pregunté a André si quería ir con ellos y me dijo que sí. Me acerqué a ellos y les pregunté si podíamos acompañarles, porque yo no me encontraba muy bien. Eran amables, buenos compañeros, y no hicieron distinciones con André. Nos quedamos en Mós, y ellos siguieron hasta Redondela. Nos tocó mucha gente. Conoces a gente muy buena por el camino.
En su opinión, ¿qué no puede faltar en la mochila de un peregrino?
Teresa: Unos buenos calcetines, una muda, un jersey, Halibut para los pies, y agua tampoco puede faltar, pero con 0,5 L debería ser suficiente. Lleva una mochila lo más ligera posible.
Si sólo pudiera dar un consejo a alguien que se está planteando recorrer el camino con su hijo, ¿cuál sería?
Teresa: Que vayan sin problemas, que será muy bueno. Se unirán más y compartirán una experiencia maravillosa, en comunión con la naturaleza.